Algún día como tantos otros, en compañía de unos oídos que no se cansan de escuchar,
oían las constantes y reincidentes penas de amor.
Me dieron consejos como suelen hacerlo, supieron entender el malestar y representarlo
en vivencias propias ¿será que el amor se comporta mediante un común denominador
para aquellos que no podemos amarrarlo? Quizás si, quizás no tenga esa cuota de
libertad que solemos adjudicarle.
Charlas que van, charlas que vienen, me recomendaron la lectura de una mujer
que sabe poner en una hoja metafóricamente aquello que sentimos y no podemos decir.
Encontré alguien que le dio un significado a mi pena.
Me encontré presa de aquello que usamos para, en medida, materializar sentimientos,
pero me preguntaba si podría ser que sean utilizadas de una manera tan errada.
Será que nadie tiene en cuenta que al decirlas, se genera una onda expansiva que va
volteando cada uno de nuestros sentidos hasta que llega a lo más profundo de nuestro
universo imaginario y nos pega allí, donde más duele.
Será que nadie comprende que en cuanto la lanzas al aire, hay indefectiblemente alguien
que las recibe y las resignifica para si.
Quizás no entiendan que se trata de una cuota de sinceridad, de elegirlas atentamente y
tener un creciente cuidado, ya que cuanto más sentimientos abarca,
más rápido arriba la desilusión cuando vemos que fueron mal utilizadas.
¿Será que nadie comprende que amar no tiene otro significado más que el que ya todos
conocemos? ¿será que nadie comprende la magnitud que tienen o es tan solo una
coartada para excusarse frente al dolor que se ha causado?
Será que estoy presa de las palabras, que cortan mis venas como un torrente filoso.
Tendré que elegir entre dar un seminario para que la gente comience a utilizarlas como
corresponde o subirme a la banalidad que caracteriza a esta sociedad que tan solo se
dedica a llenarse la boca con palabras, a desparramarlas por el mundo endulzando
oídos y una vez que están levitando a nuestro alrededor, a punto de atravesarnos,
se dicen ser anónimas.
martes, 23 de diciembre de 2014
lunes, 8 de diciembre de 2014
Este pobre corazón
Hace no muchos minutos decidiste darme la peor noticia.
Casi sin saberlo has desechado mi amor
y lo condenaste al más doloroso de los olvidos.
Si supieras que mi corazón acaba de escaparse de mi cuerpo,
si supieras lo que en este momento me cuesta respirar.
Duele saber que es otra mujer quien tiene tus besos,
que es otra mujer quien tiene tus abrazos,
que es otra mujer quien tiene el más ansiado y precioso amor, el tuyo.
Intento escribir estas líneas sin que mis ojos se ahoguen en lágrimas
pero se me hace imposible.
Ahora ya no puedo llamarme al engaño,
sólo queda intentar olvidarte
y tratar de sanar este pobre corazón.
lunes, 1 de diciembre de 2014
Quisiera
Tú
quisieras que oiga tus relatos, que seamos amigos
yo
en cambio quisiera que tus relatos me tengan como protagonista.
Tú
quisieras compartir momentos de risa conmigo
yo
en cambio quisiera llenarme de ti, de tu amor.
Tú
quisieras que sea testigo de tu felicidad a su lado
yo
en cambio quisiera ser la culpable de tu felicidad.
Tú
quisieras que encuentre quien me quiera
yo
en cambio quisiera que fueras tú.
Tú
tienes ganas de vivir algunos momentos
yo
en cambio quisiera que tuvieras ganas de otra cosa
de
quererme, quizas
de
enamorarte, tal vez...
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Al menos eso espero
Y
así irán pasando los días,
donde
las horas que ocupa tu ser en mi mente
se
irán reemplazando paulatinamente por otra cosa.
No
se bien con qué,
ni
se muy bien cómo.
Sólo
se que tu recuerdo se irá esfumando lentamente
hasta
poder decir que te olvidé
o
al menos eso espero...
viernes, 21 de noviembre de 2014
Se que no volverás
¿Cómo
es que concibo pensarte así?
Se
que no volverás
pero
aún así te pienso.
Te
pienso en las mañanas que me recuerdan nuestro despertar,
te
pienso en las canciones
que
me recuerdan las canciones que sonaban mientras nos uníamos,
te
pienso en los paisajes que me recuerdan lo que no vivimos,
te
pienso en las miradas que me recuerdan la tuya, pero no son iguales,
te
pienso en el tiempo que me recuerda que ya no sos mío, más
bien que nunca lo fuiste,
te
pienso en el reloj que me recuerda que las horas no pasan,
te
pienso en las noches que me recuerdan,
dulces
pero implacables,
que
ya no volverás.
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