viernes, 20 de abril de 2012

De otro tiempo



Miro a tus ojos y sé que nos hemos visto antes.
Puedo ver a través de ellos tu calidez,
ya no puedo evitar contemplarte.
Bajo este cielo estrellado me pierdo en ti.

Hay algo en tu ser que me invita a la felicidad. 
Algo en tu manera de andar, 
que me hace saber que no necesito más. 
Combinas con cada uno de los acordes de mi canción. 
Eres la nota justa que necesitan mis palabras.



Tú y yo comprendemos la magia que nos rodea
como si viniéramos de otro tiempo,
un tiempo que ya hemos compartido.
Nos volvimos a descubrir
con cuerpos distintos, con un amor renovado.
Nuestras almas saben quiénes somos,
ellas se buscan una y otra vez
sin que lo sepamos.

En mis sueños te pude ver,
desde hace tiempo te espero.
Hoy nos tenemos y la luna es nuestro fiel testigo.
Testigo del encuentro de nuestras almas.


sábado, 14 de abril de 2012

Luz


Si la ciudad oscura repleta de basura pudiera cambiar,

si el desamparado pudiera detener la lluvia de sus tristes ojos,

si el abuelo pudiera disfrutar plenamente

saltando entre los bancos de su plaza favorita,

si el niño perdido pudiera encontrar una cara amiga en el medio del naufragio,

si tu alma pudiera dejar de lado su pena abriéndose a un nuevo amanecer,

¿Qué harías tú para que suceda?

Prueba sonriéndole al día que acaba de comenzar,

prueba enviándole luz a quienes te desprecian,

prueba creando lugares en tu mente que no has transitado,

prueba buscando intensidad en cada acto de tu vida,

prueba dejando tu sello en cada persona que conoces,

prueba permitiéndote lo nuevo, lo desconocido,

prueba sembrando amor

y cuéntame que cosechas…

viernes, 6 de abril de 2012

La pena en mi alma

La incertidumbre se ha convertido en mi estado favorito.

Ruedo entre el desconsuelo y la incomprensión.

Cuánto más profundo se siente este vacío

cuando encuentro tanto murmullo a mi alrededor.

Hablar, soñar, escribir, cantar,

nada logra erradicar la pena que desgarra este alma.

Pensar en esos brazos que se extienden

me mantiene en vilo

porque sé que no llegaran a mí

para darme ese apretón tan anhelado.

Para procurarme por fin ese lugar de paz,

de silencio.

Ese lugar donde no hay preguntas ni repuestas.

Ese lugar donde puedes detener tu mente y dejarla descansar,

permitiéndole a las lágrimas caer sobre tu piel.