sábado, 21 de agosto de 2010

Como Dos Extraños


Un día como hoy,

con el cielo colapsado de lágrimas a punto de precipitar,

nos vimos y encontramos

en una escena que nunca creí posible.


Tú ya no reconoces mi voz

y me ves con tu mirada inquisidora,

como si fuese una extraña

que vino a quitarte algo que te pertenece.


Ya no recuerdas nuestros cuerpos,

te quedaste sin memoria.

Tienes un andar suelto e independiente,

como si nunca hubieses tenido tu mano amarrada a la mía.


Tú me mostraste la luna y las estrellas

Y ya nunca pude dejar de contemplarlas.

Y te vi, allí, de pie

Tan entero, tan renovado,

Que no pude arruinar tu armonía

Intentando que tu me veas a mí.

Pero lo hiciste y en nada cambió.

Tus ojos parecen haber olvidado mi rostro

Y hoy, caminamos como dos extraños.