Frente a esta hoja en blanco
no puedo hacer más que contemplarla.
Navegando por mi mente
has agotado mi imaginación.
No le permites librarse aunque sea un instante de ti.
Ya no puede crear porque en su intento no hace más que toparse contigo.
Se pregunta,
inocentemente,
qué estará fundando la tuya,
con la añoranza, tal vez, de rondar sólo unos segundos por allí.